Gustav Vigeland
El mejor escultor Noruego
Gustav Vigeland
Gustav Vigeland es uno de los artistas noruegos más famosos, muy conocido por sus obras expuestas en el Parque de Vigeland, donde expone más de 200 esculturas del humanismo simbólico.
Biografía de Gustav Vigeland
Nacido el 11 de Abril de 1869 cerca de Mandal, al sur de Noruega.
Sus Padres
Gustav Vigeland era hijo de un ebanista con un carácter bastante violento, desenfrenado y con una ideología autoritaria con unas fuertes raíces religiosas. Su padre procesaba un gran amor por el alcohol, lo que supuso la creación de una atmósfera altamente opresiva en el hogar.
Influencia sobre Gustav Vigeland
Los rasgos más acentuados de pasión, melancolía y también fanatismo en el carácter de Vigeland fueron, con casi total seguridad, herencia de su padre.
Por otro lado, procesaba unas delicadas cuerdas vibrando en su alma a lo largo de su vida heredadas, sin duda, del lado materno. Precisamente, estos grandes contrastes y enormes convulsiones fueron la fuerza motriz de su creación artística.
La talla de madera
Por aquel entonces la talla de madera estaba muy extendida por el ambiente en el que creció Vigeland. Su abuelo por parte de madre era considerado un tallista muy trabajador y con gran precisión. Estas cualidades fueron vistas muy pronto en su nieto y en parte conformaron parte del estilo del creador.
Inicios de Gustav Vigeland
Cuando tenía 17 años murió su padre y a los dos años y medio después, decidió ir a Kristiania, donde ya había ido con anterioridad como aprendiz de talla de madera. Pero esta vez su objetivo era el de ser escultor.
Escultor Brynjylt Bergslien
En aquella época Noruega estaba azotada por el hambre, miseria, paro y depresión. Tras un período corto de tiempo Vigeland vio como se terminaban sus ahorros, viéndose obligado a dormir por las calles de Kristiania. Un día, tras una fuerte nevada, despertó a las afueras de la ciudad extenuado y medio congelado, rebelándose contra su destino decidió llevar sus dibujos al veterano artista y escultor Brynjylt Bergslien.
Esta vez la suerte a Vigeland, el anciano escultor quedó impresionado con los dibujos del joven artista y exclamó ¡Es lo mejor que he visto en mi vida!. A partir de ese momento, el anciano escultor, le dejaba trabajar en su taller y le proporcionó 20 ciudadanos que le pagarían 5 coronas el primero de cada mes, además, le consiguió un puesto en la Academia de Bellas Artes.
Creciendo como artista
Tras un año en Kristiania recibió varias becas para ir a Copenhague, París, Roma, Florencia y Berlín. Incansable absorbía ciertas influencias y rechazaba otras manteniéndose siempre sincero, auténtico y fiel a sí mismo. Su objetivo era ser libre e independiente y que su arte fuera admirado por todo el mundo, no únicamente por los ricos que pudieran pagar sus obras. Prefería pasar hambre y necesidad a traicionar sus principios.
Su gran oportunidad
Ya a principios del siglo XX llegó su gran oportunidad. Durante 6 años demostró sus grandes conocimientos con sus trabajos en la catedral de Trondheim. Esta fue la época donde empezaron a fraguarse sus primeras ideas sobre la «Sinfonía de la vida humana» Quería representar todas las fases de la vida, desde el primer llanto de un bebé recién nacido hasta el último suspiro de vida de un anciano agonizante. Es lo que hoy en día constituye el Froegner-park.
El conjunto de esculturas de Froegnerpark, un canto a las distintas fases de la vida
El gran sueño de Gustav Vigeland era crear una obra que nunca antes se hubiera realizado por ningún otro artista. En principio comenzó trabajando con sus fuentes, convencido de que éstas se levantarían en el centro de la ciudad. Las fuentes constaban de un cascarón central, rodeado por 20 árboles de bronce. Se trataba de una gran diosa epopeya de la vida desde la cuna a la tumba. En el borde de la base desarrolló el artista gran cantidad de relieves para expresar sus pensamientos sobre la vida de los hombres.
El inicio del gran proyecto
No todo el mundo estaba de acuerdo con su arte y justificaban su oposición a que las fuentes fomentarían una «moral muy laxa». Sin embargo, una serie de los mejores artistas noruegos se pusieron al lado de Gustav Vigeland.
El dramaturgo Gustav Heiberg había expresado ya en 1901 que la capital de Noruega sería llamada un día «la ciudad de las fuentes». El historiador del arte, Jens Thiis, dio una serie de conferencias en las que alabó a Vigeland y sus fuentes. El poeta Bjornson escribió entusiasmado sobre la obra de Vigeland. Influenciado por estos tres hombres, pero también con la oposición de muchos, un público numeroso acudió en romería para ver la maqueta en yeso de las fuentes al museo de arte industrial de Oslo. En un solo día fueron 4.000 las personas que acudieron y dieron su donación para contribuir al levantamiento de las fuentes. Además, adinerados suecos del otro lado de la frontera regalaron grandes cantidades de dinero con la esperanza de que alguna vez pudiera cumplirse el sueño dorado de Vigeland. En el curso de unos pocos meses se consiguió la suma necesaria.
El Final de Gustav Vigeland
En 1943, tras ricos años de creación, murió Gustav Vigeland a los 74 años de edad. Fue una personalidad del contraste, en donde la fuerte luz choca con agudos contornos de sombra. Privadamente poseyó un humor muy considerable, era cariñoso con los niños y generoso con los que necesitaban ayuda. Su casa fue decorada por él mismo, dibujando todos los muebles. Manteles, almohadones, cortinas y tapices que salieron de las primorosas manos de su segunda esposa Ingerid Vilberg, fueron bocetos suyos.
De este modo, su taller, que el municipio de Oslo subvencionó en el contrato de 1921 que hizo con el escultor para la realización del conjunto escultórico del Froegnerpark, no sólo es una enorme colección de sus esculturas, dibujos y bocetos, sino también su casa con su personal atmósfera. Cuando el día 12 de marzo de 1943 el solitario artista dejó de existir era sólo una verdadera figura en el arte de los países nórdicos. Hoy, sin embargo, su gloria alcanza la historia del arte universal.